EDL LEADER 2014-2022

Cuna de la Cultura Argárica, Antas rezuma todo el encanto de lo rural, herencia de sus fundadores musulmanes. Cultivos de huerta y secano, que abastecen el consumo tanto familiar como de los mercados locales, se complementan con las ya tradicionales explotaciones de cítricos, localizadas en las riberas del río que le da nombre.

Municipio de interior, sólo dista 12 kilómetros de la costa que puede ser visualizada desde sus puntos más altos (El Pilarico o el Cabezo de María).

• Población: 2.965 hab.
• EXTENSIÓN: 99,14 km2
• DENSIDAD: 29,90 hab/km2
• PEDANÍAS: Aljariz, La Huerta, Jauro, El Real y Los Raimundos.
• GENTILICIO: Antenses

Descubiertos y estudiados por Luis Siret a finales del siglo XIX, se localizan en la orilla izquierda del río Antas, en el paraje conocido como Aljoroque. Las distintas excavaciones arqueológicas realizadas en estos lugares, han aportado una información esencial para el conocimiento de la Prehistoria de Europa, fundamentalmente de los periodos conocidos como Edad del Cobre y Edad del Bronce, hace 5.000 y 4.000 años respectivamente

El cerro en su conjunto está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) debido a la importancia de los yacimientos arqueológicos que contiene, que abarcan desde el Bronce Medio hasta época moderna. La tradición oral habla de la aparición en este lugar de la Virgen María de la Cabeza, el 12 de agosto de 1427, a un pastor llamado Manuel. Esto motivó la construcción de la ermita que corona el cerro. Se trata de un edificio de planta cuadrada con una serie de volúmenes en tres de sus lados. La fachada principal presenta la puerta de entrada en arco de medio punto que da acceso a un vestíbulo con bancos de piedra adosados a las paredes. La pequeña capilla de la Virgen es de planta cuadrada con arquería ciega de medio punto sobre pilastras que sirven de base a una especie de cúpula. Por una puerta lateral se accede a la antigua vivienda del ermitaño que cuidaba de la misma.

Consagrada en 1505, fue una de las primeras iglesias construidas en la zona tras la conquista de los Reyes Católicos. En su interior guarda la imagen de la Virgen de la Cabeza, Patrona de Antas y por quien los antenses tienen gran devoción. Esta imagen, tallada en madera de roble por el escultor Pedro Ruiz de Vitoria, sustituye a una anterior, atribuida a Salzillo, pero destruida en la Guerra Civil, si bien se salvó la imagen del Niño Jesús que hoy reposa nuevamente en los brazos de su madre.

La importancia de esta construcción de la segunda mitad del siglo XIX, radica en que es un ejemplo de cómo la prosperidad económica, es decir, la disponibilidad de capital y los ideales de modernidad, producto del desarrollo minero de finales del siglo XIX, se trasladan y aplican a la actividad agrícola de nuestra zona para superar las dificultades naturales. Dichas dificultades consistían en que el agua se localizaba a 70 m de profundidad, y en la parte de menos altitud de la finca. El primer obstáculo fue solventado con la instalación de una máquina de vapor, símbolo de la Revolución Industrial, y el segundo con la construcción del acueducto, ingenios arquitectónicos que se remontan a época romana. El acueducto originariamente contaba con 293 m de longitud y está construido en mampostería ordinaria de piedra caliza con mortero de cal. Presenta dos estructuras diferentes: un primer tramo, junto al estanque, consistente en un muro macizo sin huecos, y un segundo tramo compuesto de dos cuerpos superpuestos con arcos.

Estos pequeños núcleos de población, situados a orillas del río Antas, contienen paisajes y formas de vida genuinas del ambiente agrícola tradicional: pequeñas huertas abancaladas, corrales para la cría de animales y hornos de pan, norias, eras, cortijos y cortijadas, todos ellos bellos ejemplos de nuestra arquitectura popular.